viernes, 22 de mayo de 2009

Pavela de la Puente Comenta



¿Cholo, yo? ¿Quién es Cholo? En el Perú nadie quiere ser cholo, ¿Por qué? Escuchar que alguien te diga cholo es hiriente y saca los sentimientos de inferioridad más hondos de tu ser.
Yo estoy de acuerdo con el autor Jorge Bruce, lo había escuchado con anterioridad en ciertos programas a los cuales lo invitan y me parece de por sí una persona idónea, no solo por su preparación académica; sino por su temple, para hablar sobre el tema.
También estoy de acuerdo en el uso de “MESTIZO” como el término más adecuado para explicar la mixtura de razas producida en nuestro país y no “CHOLO”; sobre todo después de leer el origen de su significado. Aún cuando otros quieran darle otro, de por sí el uso de esta palabra es despectiva y ofensiva.
Ha quedado demostrado que ninguna raza es mejor que otra, el problema de los peruanos es que hemos sido y aun somos un pueblo oprimido, colonizado y por tal razón nuestra autoestima de grupo social es baja, esto hace que surja esa necesidad de menospreciar al otro para sentirnos superiores y momentáneamente feliz, aflorar desde lo más oculto de tu subconsciente aquella sensación de supuesta satisfacción, pero que como dice el autor crea un sentimiento de remordimiento y culpabilidad en ambas partes (agresor y agredido) contribuyendo así al resquebrajamiento de nuestra sociedad.
Debemos en conjunto asumir una postura respecto a nuestra condición y dejar de sentirnos menos que nadie, partir de la premisa “amate a ti mismo”. Dejar de lado nuestras perturbaciones y complejos, identificarnos como peruanos y que formamos la evolución de la humanidad ya que poseemos de incas, negros, blancos, asiáticos, etc. Elevando nuestra autoestima partiendo de una revaloración individual y colectiva entonces estaremos aptos para educar a nuestras nuevas generaciones en un ambiente de tolerancia y aceptación (multirracial, multiétnica, pluricultural y lingüística).
Es sorprendente como hemos aprendido a desarrollar aspectos tan negativos como el racismo y peor aun “aversivo”, es decir que está enraizado en nuestras mentes, ¿Qué debemos hacer entonces? ¡Independizar nuestras mentes señores! Logramos independizar nuestro territorio ¡Ahora hagamos algo igual de doloroso; pero más provechoso!
Una vez libres de pensamiento podremos decir que hemos evolucionado como país, seremos capaces de promover nuevos conocimientos y romper paradigmas sociales, desde las escuelas, concertando políticas y economías, dejando atrás a aquellos gobernantes que prefieren tenernos como estamos para poder manejarnos a su antojo: “Divide y reinarás”.
El racismo es una cuestión de formación y a nosotros profesores nos compete cambiar esto. No permitir que esto continúe o se respalde con una deficiente educación. Tarea ardua, quizás no valorada ahora; pero para eso estamos. Y una vez producido el cambio, compararemos y sabremos que ¡Valió la pena! ¡Porque el Perú somos todos! Y recuerda: ¡El que no tiene de Inga, tiene de Mandinga!

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